Resumen: La fábrica “Nuestra Señora de los Dolores”, construida por Eusebio Gurruchaga Chapartegui, entre 1858-59, en el lugar hoy denominado Arroa Behea, es considerada como la primera cementera moderna y prueba de ello es el interés que suscitó entre los expertos y medios de comunicación de la época. A finales del siglo XIX la adquirió la sociedad Echaverría y Sansinenea y poco más tarde pasó a llamarse Sansinenea e Hijos. Cerró sus puertas en 1930, por no poder hacer frente a la competencia del cemento tipo Portland.
Historia: Los antecedentes de esta fábrica se remontan al año 1846, cuando Nicolás Gurruchaga, padre de Eusebio, José Domingo Etxaide, vecino de Zestoa, y Esteban Linazisoro, de Iraeta, arrendaron a Lino Uriarte las canteras de roca caliza de Ibañarrieta.
Durante los siguientes años, la piedra extraída de la cantera la calcinaban en los tres hornos situados en las proximidades de la misma, la llevaban a la ferrería de Lasao para triturarla y molerla, obteniendo así el cemento, que era transportado al almacén del puerto de Zumaia, donde se envasaba en barricas para enviarlo por barco a los diferentes destinos.
En la información facilitada con motivo de la Exposición de Burdeos de 1882, se dice que fue el año 1849 cuando Eusebio Gurruchaga comenzó a fabricar cemento. Para ello construyó la primera fábrica, en las inmediaciones del caserío “Guardia”, próximo a la cantera de Ibañarrieta, con tres hornos para calcinar la piedra extraída de la cantera. Para su posterior molido utilizaba las infraestructuras de las ferrerías de Alzolaras, Lasao y otras.
Por tanto, antes de que Eusebio construyera la fábrica “Nuestra Señora de los Dolores”, los Gurruchaga ya fabricaban cemento al modo tradicional, al igual que Corta, Linazasoro y Zubimendi.
De cualquier modo, en 1852, Eusebio Gurruchaga debió realizar importantes innovaciones en la fábrica del caserío “Guardia”, puesto que sabemos, por una parte, que dio orden de tallar unas piedras de moler y que instaló un par de muelas verticales en su fábrica, accionadas por una rueda hidráulica, para moler la marga calcinada. Y de otro lado, según se puede leer en un documento del año 1853, porque José Ignacio Illarramendi firmó un contrato para transportar carbón desde las minas del monte Ertxina a la “nueva” fábrica de cemento.
Desconocemos si estas innovaciones se llevaron a cabo cuando Nicolás Gurruchaga dejó la fábrica en manos de su hijo Eusebio o por las necesidades surgidas a raíz de la construcción del canal de Isabel II de Madrid. Si observamos las cantidades de marga y carbón que se transportaban desde las canteras y minas hasta la fábrica de “Guardia”, se puede decir que los años 1853 y 1854 hubo un gran incremento de la producción.
En 1856 se aumentaron dos pares de muelas y los hornos correspondientes, empleando como fuerza motriz, para estas nuevas piedras, otra rueda hidráulica movida por encima de 9,80 m. de diámetro, que producía una fuerza de 20 á 25 caballos, y una máquina de vapor horizontal de 20 caballos. Durante el invierno trabajaban solamente las ruedas, y no se encendía la máquina sino en tiempo de sequía; además el motor hidráulico y el de vapor podían funcionar en combinación. En la misma época se estableció también la calcinación por hornos continuos, sistema empleado hoy exclusivamente.
El mismo año 1856, Nicolás Gurruchaga solicitó a Lino Uriarte unos terrenos situados entre los caseríos “Guardia Zaharra” y “Guardia Berria”, de Arroa Behea, para construir una fábrica de cal hidráuilica. Finalmente, dos años después, en 1858, Uriarte vendió a Eusebio Gurruchaga el terreno denominado “Guardia Berria”, donde éste, asociado con el notario Agustín Urbieta, construyó la fábrica “Nuestra Señora de los Dolores”.
El año 1888, Eusebio Gurruchaga, como dueño único de la citada fábrica, participó en la fundación de la sociedad “Sindicato de Cementos rápidos de Zumaia”, junto con otras seis fábricas de cemento natural del Bajo Urola y de la que fue gerente.
Al serle rescindido el contrato de arrendamiento de la cantera de Ibañarrieta, propiedad de la familia Uriarte, Eusebio Gurruchaga se vio abocado a vender la fábrica a la sociedad regular colectiva “Echevarria y Sansinenea”, formada el 1 de abril de 1896, para la explotación de la fábrica “Nuestra Señora de los Dolores”, por Diego Echevarria Gutierrez y Justo Sansinenea Solaberrieta, ambos vecinos de Donostia. La operación incluía la mina de carbón “La Cuarta” y la cantera de Uraingain. Señalar, que los dos socios eran miembros del Consejo de Administración de la Compañía del Tranvía de San Sebastian.
El año 1900, tras dejar Diego Echevarria la sociedad, se constituye Sansinenea e Hijos, también como sociedad regular colectiva y probablemente, eran socios José Ángel Sansinenea Izaguirre y sus hijos Justo, Juan, Filemón y Vicente. Al fallecer Justo, en Arroa, el 14 de febrero de 1905, sin testar, el juez de primera instancia de Donostia, con fecha 31 de marzo de 1905, declara herederos únicos a sus padres, que ceden a la sociedad todo lo relacionado con la fábrica. Filemón fue el gerente de la empresa.
La fábrica cesó en su actividad en 1930 por no poder hacer frente a la competencia del cemento tipo Portland.
Características y producción: La fábrica: “Nuestra Señora de los Dolores” fue la primera fábrica de cementos moderna, ya que todas las fases para la fabricación del cemento se realizaban en el mismo lugar. Para ello, se construyeron los primeros hornos continuos del entorno, que se cargaban por la parte superior y se vaciaban por la inferior, y el área de producción se dividía en dos secciones: cocción y molido. Por tanto, en comparación con las fábricas que reutilizaban las ferrerías para el molido, era moderna y avanzada.
El área de cocción era la más amplia, y en ella había seis hornos verticales continuos de cuatro metros de diámetro. Contaba con dos salas para el molido, con un par de ruedas de molino en cada una de ellas; para impulsar dichas ruedas usaban la fuerza del agua, aunque más tarde empezaron a utilizar motores de gas, gasoil y gasógeno.
En 1863, adquirieron una máquina de vapor de 35 CV, de la marca “Miliscamps”, según puede leerse en el acuerdo de compra.
Sin embargo, parece ser que todos los elementos que componían la fábrica no se construyeron al mismo tiempo; primero instalaron los hornos y más tarde trajeron las ruedas de molino. Existen un par de documentos que lo confirman. En 1861, Ángel Urkiri y Miguel Rausero estaban fabricando ruedas de molino para moler la piedra, por orden de Gurruchaga. Según el contrato firmado, debían terminar las dos piedras redondas de granito en las que trabajaban, en Saturraran, según la plantilla que les fue facilitada.
Llama la atención que en 1862, después de haberse construido la nueva fábrica, aun siguieran usando las ferrerías para moler la piedra. Dicho año, Gurruchaga firmó un contrato con Francisco Treku, para que este último moliera en su ferrería de Lasao la piedra calcinada entregada por el primero. Treku debía recoger la piedra en la fábrica, llevarla a Lasao, molerla y transportar el polvo al almacén que Gurruchaga tenía en el puerto de Zumaia. Es posible que la fábrica no tuviera todavía los medios suficientes para atender a la demanda del mercado, aun habiendo introducido, dos años antes, cuatro grandes pares de piedras verticales y dos horizontales, junto a una máquina de vapor horizontal de 60 caballos para accionar las mismas.
La fábrica de Eusebio Gurruchaga, despertó gran interés entre los expertos y técnicos del sector de la construcción. Uno de ellos, E. M. Repullés y Vargas, reputado arquitecto español, vino a conocer la fábrica “Nuestra Señora de los Dolores”, en agosto de 1876, el mismo año en el que terminó la Tercera Guerra Carlista, siendo atendido por Eusebio y su hijo Nicolás, éste recién finalizados sus estudios de ingeniería en Paris. Tras entrevistarlos y visitar la fábrica, almacenes y cantera, escribió un magnífico artículo en una conocida revista del sector de la construcción. En él pone de manifiesto la situación de la empresa tras la contienda militar:
“La fábrica, después de muy buenos años de trabajo, ha estado paralizada durante los tres que ha durado la insurrección carlista; inmediatamente que ésta ha terminado ha comenzado nuevamente a funcionar, y desde el 24 de Marzo del corriente año, hasta el 26 de Agosto, día en que la visitamos, ha producido 94.000 quintales castellanos, de los que 71.000 próximamente han sido expedidos á distintos puntos de España, y casi en totalidad para las obras públicas, y 23.000 al extranjero, Francia en su mayor parte, donde se construye en la actualidad con este cemento, entre otras obras, el puerto de Biarritz; y en España en el muelle que se ejecuta en Cádiz por la empresa de A. López y Compañía, se usa exclusivamente este mismo material. Tal producción se efectúa trabajando solamente cuatro juegos de piedras verticales movidas por vapor, pues no pueden funcionar los demás elementos del establecimiento á causa de los desperfectos ocasionados por la guerra. Aun así, en la última quincena la producción ha sido de 900 á 1.000 quintales diarios; pero la fábrica puede producir diariamente de 1.500 á 2.000.”
También, señala los medios productivos más importantes que disponía, 10 hornos continuos de 3,80 m. diámetro por 7,00 m. de altura y 7 pares de muelas verticales de granito y dos horizontales:
4 pares verticales de 2,45 de diámetro |
movidas por vapor |
2 pares horizontales de 2 metros. | |
2 pares de 4,80 de diámetro |
movidas por vapor ó agua |
1 par de 4,70 de diámetro |
movidas por agua |
Sobre los sistemas de accionamiento decía lo siguiente: «Las ruedas hidráulicas son de cajones, y reciben el agua, conducida por un canalito derivado del expresado rio Narrondo. La máquina de vapor que en la actualidad funciona, que es la mayor, pues la otra está en reparación, trasmite su movimiento á las muelas por medio de engranajes cónicos, situados bajo cada una de ellas, que mueven el árbol, eje de las mismas”
Entre los datos difundidos sobre la Exposición de Burdeos de 1882, se dice que tenía dos máquinas de vapor de 48 y 18 caballos, dos ruedas hidráulicas de 15 caballos de potencia cada una y 12 hornos continuos de 30 metros cúbicos cada uno. Daba empleo a 120 trabajadores, incluídos los dedicados al acarreo, y producía 20.000 toneladas al año. En 1876, según los datos recogidos por el citado Repullés, la producción fue de 10.000 toneladas.
Además, la fábrica tenía su propia fragua a un lado del edificio principal, para trabajos de reparación, algo que era muy común en las fábricas de la época.
El cemento de Gurruchaga fue analizado, entre otros, en la escuela de “Ponts et Chaussées” de París, en el Seminario de Bergara, en el laboratorio de la Escuela de Puentes y Calzadas, en la de Ingeniero de Caminos y por el ilustre ingeniero francés Louis Vicat, dando por término medio una proporción de 26% a 30% de arcilla en la caliza, clasificándose entre los de “fraguado rápido” y atendiendo a la clasificación del citado ingeniero francés, en la categoría de los “eminentemente hidráulicos”.
En Francia, se utilizó el cemento de Gurruchaga, entre otros sitios, en Point de Grave, en las obras de protección contra inundaciones marinas, y en los puertos de Zokoa, Miarritze, Brest.
Para la expedición del cemento empleaban dos tipos de envases:
“El establecimiento posee en dicho puerto de Zumaya espaciosos almacenes con muelle propio, donde se embarca el cemento en sacos de quintal y medio o en barriles de pino con aros de castaño de cuatro quintales de cabida, si el punto a que va destinado está algo distante, y los precios a que se vende á bordo en dicho puerto, son los siguientes”:
Precio en pesetas |
|
En sacos de 1,50 quintales, comprendido el saco. Abonándose de 0,62 á 0,75 pesetas por cada saco que se devuelva en buen estado. |
1,70 |
En barriles de á 4 quintales próximamente, el quintal, comprendido el envase. |
1,80 |
Intensa fue la actividad comercial y de marketing desplegada por Eusebio Gurruchaga, por las numerosas ferias y exposiciones internacionales en las que participó exponiendo su cemento y recibiendo varias medallas: Baiona en 1866, Viena 1873, París 1878, Matanzas 1881, Burdeos 1882, Amberes 1885, y Barcelona 1888. En esta última, la instalación o stand de Eusebio Gurruchaga fue la mejor de todos los expositores guipuzcoanos.
Por otra parte, Manuel Pardo, ingeniero de caminos, el año 1885, destacaba la notable importancia de los cementos producidos en las numerosas fábricas de Gipuzkoa y entre éstas consideraba a la de Eusebio Gurruchaga como la más acreditada.
Para el año 1890, se realizaron cambios en la fábrica para abordar la producción del cemento del tipo Portland, pues ese año compraron unos nuevos hornos para poder fabricar dicho tipo de cemento. No obstante, ya en 1888, los Gurruchaga se mostraban orgullosos de que el frontón Odieta, de Zumaia, construído en terrenos propiedad de su esposa, fuese la primera obra pública de España en la que se empleó cemento de tipo Portland de producción propia, de lo que se podría deducir que estuvieran haciendo pruebas antes de la realización de los cambios de 1890.
Es de reseñar, también, su participación en la Exposición de Burdeos de 1895, por el especial mostrador que instaló en la misma Gurruchaga, diseñado por su yerno Luis Aladren y que ofrecía la siguiente información de la fábrica: «fundada en 1849, disponía de 2 máquinas de vapor de 40 y 18 caballos, dos ruedas de 15 caballos movidas por agua, alrededor de 120 obreros y una producción de 20.000 toneladas.»
En dicha Exposición, la fábrica “Nuestra Señora de los Dolores” fue premiada con una medalla de oro. Sin embargo, el éxito alcanzado no evitó lo ocurrido poco tiempo más tarde, pues tuvo que vender la fábrica a la sociedad Echevarria y Sansinenea al no poder hacer frente a las deudas.
Al ser adquirida la fábrica por Echevarria y Sansinenea, en 1896, establecieron un contrato, por diez años, con José Agustín Arbillaga, para el suministro de energía eléctrica, para una potencia de 40 caballos efectivos.
Tras el cambio en la propiedad de la fábrica, Sansinenea e Hijos seguía destacando en el sector y al nivel de las mejores fábricas extranjeras. En 1908 la empresa tenía nueve hornos, doce ruedas de molino de granito y un tubo refinador de sistema “Davids”, con su espiral de elevador de cadena sin fin. La fuerza motriz la proporcionaban un motor de gas marca “Taylor” de 65,70 CV con generador, una turbina y una máquina de vapor de 55,60 CV con generador de la marca “De Naeyer”. Todos los edificios se iluminaban con la electricidad producida por un generador hidráulico que tenía una turbina marca “Amne Giesecke y Konegen”.
A continuación se presentan algunos datos de producción posteriores a la venta de la fábrica a Sansinenea e Hijos.
Año |
1904 |
1907 |
1910 |
1913 |
1916 |
1929 |
1930 |
Toneladas |
4.600 |
5.900 |
7.800 |
6.450 |
9.300 |
1.438 |
1.625 |
No sabemos cuándo, pero según consta en el membrete de un impreso de la fábrica de Eusebio Gurruchaga, estableció en Donostia la oficina central.
Por último, hay que resaltar la “Villa Petra y Eulalia”, mandada edificar por Eusebio Gurruchaga en 1860, como el único de los elementos construidos alrededor de la fábrica que sigue en pie, aunque en mal estado.
Canteras y minas: Como ya se ha citado anteriormente, en 1846, Lino Uriarte, Nicolás Gurruchaga, José Domingo Etxaide (vecino de Zestoa) y Esteban Linazisoro (vecino de Iraeta) firmaron un acuerdo para arrendar las canteras de piedra caliza de Ibañarrieta. Lino Uriarte pertenecía a la familia de los Uriarte, de Bedua, propietarios de los terrenos, siendo los demás los promotores de la actividad de fabricación de cementos.
La marga para fabricar cemento se extraía de las canteras “Benta Zahar”, “Benta Berri” y “Urtarain” tomadas en arrendamiento a la familia Uriarte a partir de 1859. Sin embargo, después de haber firmado, posteriormente, un nuevo contrato, Juan Bautista Uriarte decidió rescindirlo, acudiendo incluso a la vía judicial en contra de su tío Eusebio Gurruchaga. Uriarte ganó el pleito, produciendo un gran revés a Gurruchaga, quedando la actividad de la fábrica en una situación crítica. Muy probablemente, para paliar la gravedad de la situación, acudió a la cantera de Uraingain para extraer la marga necesaria para la fabricación del cemento.
No obstante, Eusebio Gurruchaga y su padre también utilizaban otra cantera de piedra caliza situada en Agote, antes de construir la fábrica “Nuestra Señora de los Dolores”. Según un documento de 1854, Eusebio Gurruchaga extraía caliza, para fabricar cemento, de la citada cantera, que la tenía tomada en arriendo a la viuda de Alzolaras, propietaria del caserío “Agote”.
En el artículo del repetidamente citado E. M. Repullés y Vargas, así se refiere sobre la caliza de Ibañarrieta y su transporte a la fábrica:
“Es de un color gris azulado, estratificada por bancos casi verticales de uno á tres metros de potencia, y su desprendimiento se efectúa por medio de barrenos, conduciéndose á la fábrica por un tranvía hasta la carretera, tranvía que actualmente se está prolongando hasta el mismo establecimiento, lo cual además de producir rapidez y economía en el servicio, previene contra las huelgas ó exigencias de los carreteros, algo frecuentes en la localidad. Las vagonetas cargadas de la piedra descienden por su propio peso a causa de la pendiente, regulándose su velocidad por vagoneta; éstas son luego ascendidas a la cantera por bueyes. Una vez la piedra al pié del horno, se machaca hasta reducirla a trozos del tamaño de un decímetro cúbico próximamente.”
El carbón o lignito se traía de las minas de Aizarna, “La Cuarta” (a partir de 1856), “Eustaquia” y “S. Fermin” (a partir de 1871) situadas en el monte Ertxiña, siendo estas dos últimas explotadas, más adelante, por Cementos Uriarte, Corta y Zubimendi. También explotaron las llamadas “Irabide”, “Gloria” en mismo entorno de Aizarna y “Faustina” (Andutzmendi) en Itziar. En febrero de 1890, fue enviado a la comisión provincial el expediente relativo al establecimiento de un cable aéreo para unir las minas “San Fermin” y “Cuarta” con la carretera de Donostia a Azpeitia, en Txiriboga.
Apuntar, que tuvieron otras dos minas, “Petra” y “Demasia a Petra”, que eran de mineral de hierro.
El año 1859 Eusebio Gurruchaga firmó un contrato con José Ramón Echaide, vecino de Aizarna, por el que éste se obligaba a extraer y conducir 13.000 quintales de carbón de piedra al punto de Txiriboga para aquél, al precio de dos reales de vellón el quintal.
Eusebio Gurruchaga
El principal impulsor de esta fábrica y primer propietario, Eusebio Gurruchaga Chapartegui, nació en 1827 en Zumaia. Fue elegido varias veces alcalde del municipio y en su mandato realizó importantes mejoras, tales como la traída de aguas y la aprobación de las obras del puerto en 1887. Fue también, diputado foral y diputado general de Gipuzkoa. Falleció el 28 de junio de 1902.
Hombre emprendedor, además de la fabricación de cemento, desarrolló otras actividades. Así, el año 1862, tenía junto con su padre Nicolás, un taller para fabricar toneles para el envasado de cemento. En 1867, presentó en el ayuntamiento un proyecto para cultivar ostras en la zona de Arbustain, que fue frustrado por la oposición de sus paisanos. En 1871 solicitó permiso al ayuntamiento para construir una fábrica de cartuchos metálicos, mas no le fue concedido por el peligro que suponía por su ubicación. También tuvo varios barcos, algunos pesqueros como Eusebito y Trinidad y otros lanchones de nombre «Mª Pilar y «Santa Teresa».
Con anterioridad a la última guerra carlista, tenía “(…) otras varias fábricas, una de tejidos en Zarautz, y otra de armas y cartuchos metálicos en Azpeitia, paralizadas ambas en la actualidad, que ha desmantelado por completo la segunda, causando enormes perjuicios á su dueño, el cual, entre tanto, establecía en San Sebastián otra fábrica, también de cartuchos, contratando con el Gobierno grandes cantidades de este destructor producto”. La mencionada fábrica de Zarautz era “La Fabril Linera”, fundada por Pascual Madoz, que tras ser adquirida por Cayo Vea Murguia creó una sociedad con Eusebio Gurruchaga. Y la de Azpeitia era “La Azpeitiana”, de la sociedad “Ibarra, Gurruchaga, Vea-Murguía y Cª”.