Resumen: Los orígenes de esta fábrica de cementos, de Oikia, se situan entre 1850 y 1855, en la antigua ferrería de Igartza, propiedad del Conde de Villafranca. Garchotenea y Compañía, Pedro Olave y Compañía, y Olaizola y Compañía, fueron las principales sociedades que explotaron la fábrica a lo largo de sus sesenta años de existencia. Hacia 1915, probablemente, finalizaron las actividades de la fábrica.
Historia:
La fábrica, propiedad de Cándido Gaytan de Ayala y Areyzaga, Conde de Villafranca, se estableció “en el Valle de Oiquina y sitio llamado de Igarza, en lo que fue molino y ferrería del mismo nombre”, junto al puente que cruza al rio Urola, cerca de los caseríos “Olalde” y “Urtzaile”, del molino de Errota Berri y de donde estuvo el palacio de Igartza. El inicio de su actividad cementera puede situarse entre 1850 y 1855, tal y como se señala en una publicación de 1904, y por la participación de la fábrica de “Oiquina” en un acuerdo entre fabricantes, del año 1853, para el suministro de cemento al Canal Isabel II de Madrid.
Aunque no sabemos con qué socios o colaboradores pudo contar el Conde para acometer la fabricación de cemento, fueron Gracián Celaya y Juan Bautista Alberdi los que, el año 1859, contrataron a los hermanos Francisco y José Martín Leizaola, la realización de unas obras en la ferrería de Errotaberri (sic) “para poner al corriente la maquinaria”, que entre otras comprendían una rueda hidráulica, engranajes y una compuerta, con un presupuesto de 27.496 reales y un plazo de ejecución de cuatro meses.
Probablemente, después de la experiencia adquirida los años precedentes y tras la realización de las obras de acondicionamiento de las instalaciones, decidieron establecer un convenio, el año 1860, entre el Conde de Villafranca de Gaytán, Gracián Celaya y Juan Bautista Alberdi, para la constitución de una sociedad con el objeto de destinar la vieja ferrería de Oikia a la fabricación de cal hidráulica.
En años posteriores, al menos hasta 1883, la sociedad giró a nombre de Garchotenea y Compañía, tal y como aparece en diferentes documentos, como en la “Historia general de Guipúzcoa”, del año 1870 y en algunas escrituras notariales de los años 1883 y 1885, una de ellas la de la formación de la Liga de fabricantes de cemento hidráulico, el año 1883. También tenemos referencias del año 1871, de actuaciones de Sebastián Garchotenea y Manuel Jucler en calidad de representante y gerente, de la fábrica “Oiquina”, respectivamente.
Tras varios cambios en la composición societaria, el año 1890 se constituye una nueva sociedad, liquidando la anterior. Si bien en el censo de la contribución industrial, de Zumaia, de 1883-1884 ya figuraba a nombre de Pedro Olave y socios, es en 1890, cuando se constituye la sociedad comanditaria denominada Pedro Olave y Compañía, figurando como socios Pedro Olave Beristain, propietario, vecino de Deba, con el 28% del capital, Juan Ignacio Arregi Odria, vecino de Azpeitia, con el 17%, Juan José Celaya San Miguel, médico, natural de Azpeitia y vecino de Donostia, con el 33% y Gracián Alberdi Aranguren, vecino de Urretxu, industrial con el 22%. En esa fecha, es Leonor Gaytán de Ayala y Jusué, hija del Conde de Villafranca y esposa de Cándido Orbe y Gaytán de Ayala, la que figura como propietaria de la fábrica. Nombraron a Pedro Olave como gerente, con una retribución de 1.500 pesetas anuales.
Gracián Alberdi Aranguren deja la sociedad, en 1900, para fundar una nueva fábrica en Arroa Behea, y el 8 de julio de dicho año se produce un nuevo cambio, transformándose en Olaizola y Compañía, sociedad colectiva, siendo socios: Julian Echeverria Echave, de Aizarnazabal, José Mª Olaizola Echave y Pedro Olaizola Echave, de Zumaia, con un 30% de participación cada uno y Pedro Ignacio Aizpurua Buenechea, también de Zumaia con el 10%. El 4 de setiembre de 1903 se modificó el número de socios con una participación del 15% en el capital de María Joaquina Irure Olascoaga, por cesión de algunos de los socios
El 2 de setiembre de 1905, en sustitución de la anterior sociedad, se crea Olaizola y Compañía, Sociedad en Comandita, ante el notario de Zumaia Francisco Otermin, con los mismos socios, y el mismo capital social de 40.000 pesetas de la sociedad precedente. La dirección y administración de la sociedad se encomienda exclusivamente a José María Olaizola, que percibirá por ello la renta anual de 2.000 pesetas y si hubiere beneficios un sobresueldo del 10% de lo que reste después de retribuir a los socios con el 5% de su capital. La vigencia de la sociedad es hasta el 30 de junio de 1915, fecha en la que concluirá el arriendo de la fábrica.
Probablemente, ese año debió terminar su actividad la fábrica de cemento Oiquina, aunque el año 1916, figura todavía, en la Matrícula Industrial de Gipuzkoa, así como en unas estadísticas del mismo año con 2.000 toneladas de producción de cemento natural.
Señalar, también, que en el censo de la contribución industrial de Zumaia de 1911, consta Cándido Orbe y Gaytán de Ayala, con un salto de agua, para generación de electricidad, el cual continuó con esta actividad tras el cierre de la fábrica de cemento, constituyendo, el año 1917, junto con José María Olaizola, la sociedad regular colectiva, “Electra de Oiquina”.
Características y producción:
La fábrica
El solar de la fábrica, sus tejavanas, hornos y terrenos adyacentes tenía una superficie de 1.900 m2. Dichas instalaciones eran tomadas en arriendo al Conde de Villafranca. Al renovar el contrato el año 1890, se fijó una renta de 1.500 pesetas anuales, más cinco céntimos de peseta por cada quintal de piedra calcinada que excediera de los 60.000 quintales macho al año, unas 4.428 toneladas. Según el censo municipal del impuesto industrial de los años 1883 y 1884 disponían de cuatro hornos y dos piedras.
También disponemos de unos datos anteriores. En una estadística industrial, de fecha 30 de agosto de 1862, se apunta que “la fuerza de agua empleada como motriz” en la fábrica del Conde de Villafranca, aportaba una potencia de 20 caballos de vapor, mediante una “paleta curva de 14 pies de diámetro” (se refiere a la rueda hidráulica); el producto elaborado era de 10 quintales por hora; trabajaban 180 días al año, con una jornada laboral de 8 horas.
En un escrito dirigido a Ramón de Zavala y Salazar, el 8 de febrero de 1871, por Ramón de Berasategui, se menciona la citada rueda, al dar cuenta de que “El Administrador del Sr. Conde de Villafranca desea tener uno o dos robles en su justo valor para componer la rueda hidráulica de la fábrica de Cemento que tienen establecida en Oiquina”
En una revista del año 1904, se señala que los edificios ocupaban 1.000 m2, que incluían las secciones de calcinación y de trituración o molienda. Y se describe el proceso de fabricación “(…) hornos verticales de forma ovoide, de 55 m3 de cabida cada uno, destinados a la calcinación continua de la piedra calizo-arcillosa, en los cuales se deposita una vez triturada y examinada convenientemente. Verificada la calcinación se procede a su extracción clarificando los fragmentos para la mejor elaboración del producto, transportando la piedra calcinada a los locales de trituración y molienda. Ésta se efectúa por medio de molinos verticales, si bien antes de llegar a ellos ha sido sometida la piedra calcinada a la acción de machacadoras mecánicas. Una vez triturada y molida la piedra calcinada, pasa a ser tamizada para la obtención del cemento, volviendo los residuos automáticamente a los molinos”. Según otra información del 1908 había seis hornos y dos ruedas de molino verticales, y utilizaban una fuerza hidráulica de 50 CV, siendo la producción anual de 5.000 toneladas de cemento.
Cantera y mina
Utilizaban piedra de la cantera de Ibañarrieta y carbón del monte Ertxina, de la mina San Pelayo, de Aizarna. El año 1866 extrajeron 12.000 quintales, unos 400.000 kilos, de lignito de dicha mina en la que trabajaban 6 obreros. Contaba con dos vías aéreas, una para bajar el lignito de la mina de Aizarna hasta Txiriboga y otra para transportar la piedra desde Ibañarrieta hasta Bedua.
Según la información publicada en un diario donostiarra, el año 1883, “En Oiquina cerca de Zumaya, pronto quedará terminado el ferrocarril aéreo, a semejanza de las minas de Somorrostro, y que va desde la cantera hasta la fábrica de cal hidráulica”. Podría interpretarse que se trata de otra línea, pero en la escritura de constitución de la sociedad, del año 1890, entre las instalaciones tomadas en arriendo solo se menciona la línea que bajaba de Ibañarrieta a Bedua.
Transporte y almacenamiento de cemento
Para facilitar la expedición del cemento por vía marítima, y al igual que otros fabricantes, tenían un almacén en el puerto de Zumaia, en la orilla del rio Arrona, (actualmente Narrondo). Dicho almacén, ya existía para el año 1871, según se deduce de un escrito de la Diputación en respuesta a otro que Sebastián Garchotenea, en representación de la fábrica de Oiquina, dirigió a la entidad foral en relación con la construcción de un muro frente al mismo.
Es de destacar que encima del almacén del puerto, tenían un taller de barrilería en una finca propiedad de la sociedad Pedro Olave y Compañía y en la que tenían otros edificios para cuya construcción contaron con una aportación económica de Leonor Gaytán de Ayala y Jusué, propietaria de la fábrica de Oikia. El 29 de octubre de 1900, mediante escritura otorgada ante el notario de Zumaia, Francisco Otermin, la finca pasó a manos de Gracián Alberdi al cederle su participación el resto de socios.
Después de muchos años de realizar el transporte del cemento hasta el puerto mediante carros, y con el fin de reducir costes, obtuvieron la autorización, por Real orden del 22 de marzo de 1902, para habilitar el punto de “Urea”, (conocido como Uraun) en el rio Urola, distante tres kilómetros de la Aduana de Zumaia, para el embarque en gabarras del cemento procedente de la fábrica con destino al puerto. Es de subrayar, también, que el año 1890 poseian el patache “San Pedro”, que sería empleado para transportar cemento por vía marítima.
El 11 de julio de 1862 firmaron una “escritura de contrata y fianza otorgada por D. Domingo Valdepeñas y D.Luis Pereira, como apoderados del Excmo. Conde de Villafranca de Gaytán, para el suministro en el Arsenal de Cartagena de cuarenta mil quintales de cemento de Zumaya o Iraeta”, que fue aceptada por el Director de Contabilidad de la Marina. Y diez meses más tarde, el 10 de marzo de 1863, se formalizó otra escritura similar, actuando esta vez D. Domingo Valdepeñas, como apoderado de D. Gracián de Celaya, para el suministro de otros veinte mil quintales con el mismo destino.
Es de mencionar, también, que la fábrica de Oikia suministró cemento para la construcción del puente de Deba, entre los años 1863 y 1866, pues Sebastian Garchotorena y Compañía figura entre los proveedores de cal hidráulica para dicha obra.
Esta fábrica fue miembro de las sociedades creadas por los fabricantes de cemento conocido como Zumaya, tanto en 1883 y 1888, como en 1915. Además, fue objeto de diferentes distinciones y ostentó el título de “Proveedora de los Gobiernos Español y Francés, de los Ferrocarriles, de los Ingenieros, de la Marina y de las grandes Administraciones”.
Para diferenciar en el mercado el cemento producido, utilizaban la marca comercial “Oiquina”. Así, el año 1910 se puede ver en el diario ABC un anuncio del “Cal y cemento de Zumaya – Marca Oiquina”.