Resumen: Aunque la actividad industrial de la yutera o la fábrica de sacos, de José Agustín Arbillaga, no encaja directamente en los cuatro sectores seleccionados, hemos considerado de interés incluirlo en el sector cementero por su relación directa con él, en calidad de suministrador de sacos y también por ser la primera fábrica de cierta envergadura instalada en las proximidades del núcleo urbano de Zumaia. Sus instalaciones entraron en funcionamiento hacia 1899 y mantuvieron la producción textil hasta el año 1919, para trasladarla a Mutriku en 1921. Tanto antes como después de esos años, los edificios y talleres de la yutera fueron utilizados por varias empresas en régimen de arrendamiento.
Historia:
Fue el año 1889, tras finalizar las obras del Paseo del Faro, cuando el Estado, por real decreto de 13 de febrero, cedió al ayuntamiento las marismas arrebatadas al mar con la condición de rellenarlas. Una de esas marismas fue la denominada Iturtxo-Ondartxo, situada al final del puerto de Zumaia y playa utilizada para la construcción y reparación de embarcaciones. En 1896 el Estado concedió al ayuntamiento la autorización para vender o ceder los 5.967 metros cuadrados de terreno que constituían Iturtxo-Ondartxo. Ese mismo año, José Agustín Arbillaga solicitó permiso al ayuntamiento para instalar una fábrica de yute en aquel terreno de las marismas. Aunque las condiciones de cesión de terrenos fueron acordadas en la reunión del cabildo municipal del 28 de agosto de 1896, tuvieron que renegociarlas al echarse atrás Arbillaga. La aprobación definitiva llegó, a los tres días, acordando vender a Arbillaga 2.856 m2 de terreno al precio de 0,25 ptas/m2 “en el punto denominado Ondartxo para que haga el emplazamiento de una fábrica de tejidos de yute y otras dependencias como almacenes, escritorio, etc.”.
Una vez realizados los trámites para el traspaso de la propiedad y la consecución del derecho de uso industrial, el pleno del ayuntamiento, en reunión del 19 de agosto de 1897, concedió a Arbillaga la autorización para la construcción de la fábrica de yute. Los edificios se construyeron siguiendo los criterios de la época sobre construcciones industriales. Terminadas las obras de la fábrica en 1898, creemos que entró en funcionamiento en 1899 al obtener permiso para el abastecimiento de agua. Había una previsión de dar empleo a una media de 60 trabajadores de todo tipo. No obstante, antes de finalizar las obras y como contrapartida de los terrenos cedidos por Arbillaga al Ayuntamiento para la ejecución del camino del Faro, solicitó otros equivalentes para ampliar la fábrica.
En 1902 José Agustín Arbillaga arrendó la fábrica de sacos al empresario zarauztarra Pedro Pérez Otegi. Éste, con objeto de impulsar más la fabricación de tejidos, hilados y trenzas, creó junto con otros socios, el 19 de agosto de 1902, la sociedad P. Pérez Otegui y Cía., con domicilio en Zumaia, con los que convino, entre otras cosas: “La constitución de una sociedad mercantil colectiva bajo la base y condiciones siguientes: Pedro Pérez Otegui como fundamento para la constitución de la nueva sociedad hace partícipe a los demás en todos los derechos y obligaciones provinientes de los contratos de arrendamiento celebrados con L. Larrumbide y Compañía sucesores de Gracián Alberdi e Hijo, de Zarauz y José Agustín Arbillaga.”. Es de destacar la vinculación de algunos de los socios a las fábricas de cemento. La administración y la firma recayeron en manos de Pérez Otegui, Estanislao Echave y Pedro Olaizola.
El período de arrendamiento acordado era de 30 años, con la posibilidad de que el arrendatario pudiera rescindir el contrato dentro del primer año, siendo el precio de arrendamiento fijado de 20.000 pesetas para el primer año y 25.000 pesetas para los 29 restantes.
Pero fue efímera la vida de la nueva sociedad en las instalaciones de Arbillaga y antes de cumplir el primer año, el 24 de julio de 1903, rescindieron el contrato de arrendamiento de la fábrica.
Retomó el negocio Arbillaga, continuando hasta 1919, en el que fallece, siendo trasladada la actividad a Mutriku por sus sucesores, el año 1921, arrendando las instalaciones de Zumaia a la recién creada Balenciaga, S.A., aunque previamente, el año 1919, arrendaron una parte a Balenciaga y Compañía. Hay que señalar que los sucesores de Arbillaga entraron en el accionariado de Balenciaga, S.A.
Balenciaga, S.A. ocupó la práctica totalidad de los pabellones de la yutera, donde fabricó calderas y máquinas de vapor, motores y embarcaciones. Pero a lo largo de los años fue trasladando su actividad a los astilleros de la zona de Santiago para abandonar, definitivamente, los pabellones de la vieja fábrica de yute el año 1995, entrando la misma en un proceso de deterioro.
Es de destacar que durante la Guerra Civil fueron incautados, por la Comisión Provincial de Incautación de Bienes, más de 1.100 kilogramos de documentación, que se encontraban en el archivo que conservaban los sucesores de José Agustín Arbillaga en el edificio de oficinas de la antigua yutera y entregados al Ayuntamiento de Zumaia, y que lamentablemente han desaparecido. Señalar, también, la ocupación de algunas dependencias de la yutera por parte de la citada Comisión, durante varios años.
Características y producción:
Cuando Arbillaga acometió el proyecto de la fábrica de Zumaia partía de una experiencia previa en el sector textil. Para el año 1894, contaba con la fábrica de “Sarikola”, en Orio, donde producía tela para alpargatas, aprovechando para ello la infraestructura de una antigua ferrería. Tenía un socio francés llamado Leon, con el que formó la sociedad Arbillaga y Compañía.
Si bien la principal actividad de la fábrica de Zumaia se centró en la producción de productos basados en el yute, también contaba con otras secciones como la fundición y la destinada a la subestación de transformación y almacén de material eléctrico. Hay que tener presente que la fundición de Arbillaga fue la primera que se instaló en la localidad y que sería utilizada en arriendo, a lo largo de los años, por otras empresas de Zumaia (Eraso y Cía., Balenciaga y Cía., Balenciaga S.A., Carmelo Unanue, Julián Eguiguren, Autornifer y Mardura).
Uno de los principales usos del yute, de la época, fue el de la producción de sacos que venían a sustituir a los tradicionales barriles o toneles para el envasado de mercancías, entre ellas el cemento, y esa fue la principal actividad de esta empresa, de ahí que en Zumaia la fábrica de Arbillaga fuese conocida como la fábrica de sacos. Sin embargo, también fabricaron redes de pesca.
La fábrica de sacos y redes se describe en el contrato de arrendamiento de las instalaciones a Pedro Pérez Otegui:
“El edificio de la fábrica se compone de tres naves, en dirección de norte a sur. La primera y principal de la parte oriental es de 76,80 m. de largo por 15 m. de ancho; la del centro de 76,80 m. de largo por 10 m. de ancho, y la de la parte poniental de 70,30 m. de largo por 10 m. de ancho y los 6,50 m. que faltan están en vías de construcción. La obra es de mampostería de piedra y ladrillo. (..) Dicha fábrica consta de piso llano, pero en el centro y en dirección de poniente a oriente tiene además de la planta baja, destinada a escritorio, dos pisos y desván que sirven de habitación para el encargado de la fábrica y toda ella cubierta de tejado. En las dos primeras naves se hallan instalados los telares y otras maquinarias del ramo y en la nave de la parte poniental hay local a propósito para almacenar yutes y otros útiles de fabricación.” Por el poniente tenía a su espalda los talleres de fundición del propio Arbillaga.
Casi todos los edificios respondían a exigencias de practicidad y reunían las características propias de una construcción industrial del siglo XIX: combinación de diferentes materiales (ladrillo, piedra, madera y tejas), anchos ventanales en las paredes y luceros en el techo, espacios libres de columnas en la parte central, y amplias puertas para la introducción de materiales y maquinaria.
Sin embargo, el elemento más singular era el edificio central perpendicular a las naves principales en dirección este-oeste. Era muy particular en cuanto a los materiales: se sostenía sobre dos columnas de hierro, formando una especie de pórtico, y los pisos superiores eran de madera. Aquella curiosa construcción de marquetería mezclaba diversos estilos. La primera planta estaba completada por elementos propios de la arquitectura musulmana: ventanas con arco de herradura y trozos de madera que imitaban piedras de colores (rojas y blancas). La segunda planta tenía formas de arquitectura popular alpina, muy típico de las construcciones de finales del siglo XIX y de principios del siglo XX. Estos elementos formaban un amplio mirador casi cuadrado que daba camino del Faro y al muelle de aquella época, la Plaza de Amaia en la actualidad, totalmente diferenciado del pabellón de la fábrica. En la arquitectura industrial del siglo XIX era muy habitual el uso de elementos arquitectónicos de viviendas y otras edificaciones, con el fin de proporcionar una cubierta y un aspecto digno al espacio destinado a producción.
La desidia y falta de sensibilidad por parte de las instituciones, principalmente por parte del ayuntamiento de Zumaia, ante el patrimonio industrial y la presión ejercida por las empresas constructoras provocaron, en el umbral del siglo XXI, la pérdida de “(…) una pieza singular de la arquitectura industrial guipuzcoana” y el “(…) único ejemplo en instalación fabril”,en lo referente al edificio central y su fachada.
Del inventario de las instalaciones entregadas en arriendo a Pérez Otegui, merecen citarse algunas de ellas. En la sección de Hilandería: 1 ablandadora de yute de Barlow & Combe, de Belfast; 1 carda rompedora, 1 carda finidora, 1 carda para desperdicios y 1 carda mixta; 2 mechadoras estiradoras; 2 hiladoras en seco de 132 brocas, 1 de 124 y 1 de 92 brocas; 2 estiradoras de mecha de Fairbairn, Naylor, Macpherson & Co., de Leeds. En la sección de Tejidos y costuras: 17 telares mecánicos de Saumner, 9 de Lhemann y 20 de Urquhart; 1 calandra de cinco rodillos con tubo de vapor; 1 cortadora de sacos; 1 máquina vertical de coser sacos de Lhemann, 1 horizontal, del mismo, 2 verticales de J.B. Macdonald y 2 horizontales del mismo. También tenía un motor de Oerlikon para tensión de 5.000 voltios transformado por La Maquinista Bilbaina a 115 V. y dos motores de 40 HP de alta tensión para 5.000 voltios.
Arbillaga acordó con Perez Otegui suministrar la fuerza eléctrica necesaria para el funcionamiento de la fábrica, siempre que no excediera de los 150 caballos, cobrando por caballo y día de 12 horas, 0,75 pesetas durante el día y la mitad de este precio por la noche.
La valoración del conjunto de las instalaciones era de 259.784 pesetas, correspondiendo 140.637 a la sección de Hilandería, 51.147 a la de Tejidos, 18.000 a los motores para fuerza motriz y 50.000 pesetas a los edificios.
En los membretes de un par de documentos emitidos en diferentes fechas por la empresa de Arbillaga se pueden observar sus actividades. En una factura del 30 de junio de 1900: José Agustín Arbillaga, propietario de la fábrica de hilos y tejidos de yute – Orio y Zumaya .Y de las centrales de producción de energía eléctrica – Elgoibar. Transportes de fuerza y luz a Eibar, Zumaya y Azcoitia, fundadas el año 1893. Y en un aviso de giro de letra, del 14 de octubre de 1905: Fábricas de saquerío, hilados y trenzas de yute de J. Agustín Arbillaga, en Zumaya y Orio (Guipúzcoa) – Despacho: Oquendo, 26 – San Sebastián. Como se puede ver, estableció una oficina en Donostia.
Los sacos de yute tuvieron una buena acogida entre los fabricantes de cemento: “Los fabricantes compraban importantes cantidades de sacos nuevos. A título de ejemplo se pueden mencionar, que el mes de Junio de 1900, José Agustín Arbillaga de Zumaya, suministró a la fábrica de Bedua 5.500 sacos para cemento, al precio de 1,43 reales la unidad, remitidos por su gabarrero. Los sacos vacíos eran devueltos a los fabricantes, quienes los clasificaban en buenos, abonando 0,25 ptas. por cada uno y de compostura, por los que hay que suponer pagaban un precio menor.” Cinco años más tarde, con fecha del 17 de marzo de 1905, Arbillaga anunciaba a Gurruchaga, López y Compañía, “(..) que desde el próximo 1º de Abril inclusive el precio del saco envase de 69 kgs. será de 0,31 pts. uno (sic), sin compromiso ..”
Arbillaga registró algunas patentes de invención de sus productos y procesos. El año 1907 llegó a registrar tres: “Un resultado industrial trencilla con alma metálica” con el número 40.484; una adición a la patente anterior como “Mejoras introducidas en la patente principal”, con el número 40751, y “Un sistema de fabricación de trencilla de yute, cáñamo, abacá, ramio u otra fibra análoga, compuesta de ramales de un solo hilo destinada a embalajes y otros usos” con el número 41.275.
No estuvo exenta de accidentes la fábrica de Arbillaga. Uno de ellos ocurrió el 29 de setiembre de 1905 a las tres y media de la tarde, cuando el trabajador de 15 años de edad, José Cruz Albizu, natural de Zumaia, fue arrollado por una correa causándole la fractura completa con magullamiento de la pierna derecha. Hubo necesidad de amputarle la pierna, quedando despues de la operación en estado grave.
Otro de los percances, que tuvo lugar a las nueve de la mañana el 11 de agosto de 1910, fue un violento incendio. Según la prensa de la época, gracias a la rápida entrada en acción de las bombas del Ayuntamiento y la ayuda del vecindario, consiguieron reducir las llamas y salvar la maquinaria y la fábrica, aunque las existencias se quemaron en su mayor parte. Si bien las pérdidas fueron de consideración no se registraron desgracias personales, además, tanto el edificio como las existencias estaban aseguradas. También se informa de que la colonia veraniega ayudó en las labores de extinción, al igual que el Conde Plasencia “al hacer funcionar personalmente” un extintor.
En 1914 Agustín Arbillaga tomo parte en la ‘Exposición Regional Vasca de Arte y de Industrias Guipuzcoanas’ que se celebró en Eibar, ocupando el stand número 8. Según consta en el catálogo de la exposición “Esta Casa se dedica a la fabricación de redes para la pesca. Fabrica asimismo suelas para alpargatas de buena calidad. Y por último exporta en gran escala pescados en salazón”. Cabe señalar, que en esa misma exposición estaba el también zumaiarra Santiago Beristain, en el stand número 16, según el catálogo exponía “Un armario artístico, calado”.
José Agustín Arbillaga (Zumaia, 1849-1919).
Estudió medicina y fue nombrado médico titular, de Zumaia, en reunión de la corporación municipal del 27 de noviembre de 1873, asignándole un sueldo anual de 5.000 reales. Años más tarde se estableció en Azkoitia, donde siguió ejerciendo la medicina. No obstante, una buena parte de su atención se centró en las actividades industriales que desarrolló a lo largo de su vida. Además de la fabricación de sacos, tuvo otras iniciativas.
Generación y suministro de electricidad: Ya en 1893, Arbillaga, contaba con la central hidroeléctrica ‘Barrena’ en el río Deba, entre Eibar y Elgoibar, donde generaba electricidad para suministrarla a diferentes pueblos, Zumaia entre otros. Por otro lado, el año 1900, figura como propietario de diversas instalaciones en Azkoitia, Azpeitia, Eibar, Elgoibar y Zumaia. Además, en 1904 obtuvo autorización “para construir dos fábricas de electricidad con canales de conducción de aguas, que afectan al ferrocarril de Málzaga a Elgoibar, en los kilómetros 21 y 22”.
Conservas de pescado: Según datos recogidos por Serapio Múgica, correspondientes al segundo semestre de 1913, en la fábrica de conservas de José A. Arbillaga, de Zumaia, se elaboraron 50.000 kilos de anchoa, empleando a 50 operarios, siendo 62.500 pesetas el valor de la producción y habiendo trabajado durante tres meses. En el censo de la contribución industrial del año 1914, figura con una fábrica de salazón con domicilio en Muelle y, como se ha señalado antes, también se menciona en la guía de la Exposición de Eibar del mismo año. Probablemente, el domicilio indicado correspondía a las oficinas, y la fábrica estaba en el edificio situado en la parte trasera del nuevo matadero, destinado en un principio para almacén. Posteriormente, dicho edificio fue utilizado, también, como fabrica de salazón de pescado, primero por la Vda. de Provost, luego por Josefa Fermina L. de Letona y Uribe, Vda. de Aretxaga y posteriormente por Conservas Ortiz.
Zona de abrigo para embarcaciones de pesca: El año 1915 logró la autorización concedida por el Servicio Central de Puertos y Faros, “(…) para ocupar una marisma sin desecarla, en la ría Larrondo, aguas abajo del puente de Chiquierdi, en el término municipal de Zumaya, para construir en ella un abrigo para embarcaciones pesqueras (…)”, con arreglo al proyecto presentado, con fecha 5 de noviembre de 1913, siendo la concesión a título precario. Desconocemos donde se localizaba dicha marisma.
Es de mencionar la participación de Arbillaga en la propiedad del bergantín-goleta, denominado “Celta”, con un 25%, junto a Eustaquio Ibarguren Urrunzuno, capitán de la marina mercante, con otro 25%, los hijos de éste, también capitanes, Juan Esteban con un 25% y Ceferino con un 12,50%, todos ellos zumaiarras, siendo el restante 12,50% de Lucía Zubiaurre.
Arbillaga enviudó en 1911 y al fallecer el 31 de enero de 1919, en Zumaia, a consecuencia de una miocarditis, heredó sus bienes su hija única, Josefa Arbillaga Leturiondo, casada con Victoriano Zelaya Lekue, ingeniero industrial, natural de Ondarroa.
Es de señalar que entre otros hermanos tuvo a Julian Aldaz Emazabel (1861-1928), fruto del segundo matrimonio de su madre. También nacido en Zumaia y autor del “Catálogo de Aves de Guipúzcoa y Vizcaya”, publicado en las Memorias de la Real Sociedad Española de Historia Natural (Tomo X, Mem. 10, 1918), obra de referencia en el campo de la ornitología. Además, cultivó también el campo de la música, pues se encargó de dirigir la orquesta en la misa mayor del día de San Pedro de 1898, interpretando trozos de las misas en “la” y en “mi”, de Hilarión Eslava, y asimismo, fue el conductor de la orquesta en las Fiestas Euskaras de 1900, celebradas en Zumaia. Pero, además de a las tareas de dirección de la orquesta, también debió dedicarse a la enseñanza de música a los jóvenes zumaianos.
Cabe citar otro dato, desconocido para la mayoria de los zumaianos, relacionado con el que fue conocido como palacio del Conde de Plasencia. Dicho edificio ubicado en la falda del Talaimendi y cerca de Itzurun fue construido por J. A. Arbillaga, que más tarde lo vendió al citado Conde, construyendo él otro nuevo, similar, remodelado más tarde y convertido actualmente en hotel y centro de talasoterapia, con el nombre de Zelai.