Resumen: Pedro Gurruchaga Uriarte, junto con otros socios, puso en marcha en 1893, esta fábrica de cementos, denominada “La Zumayana”, construida en el barrio de Narrondo, en terrenos pertenecientes al caserío “Baiona”. En 1903, tras fallecer Pedro, constituyeron la sociedad colectiva, Gurruchaga, López y Cía. dando entrada a nuevos socios La fábrica se cerró en 1907.
Historia:
Pedro Gurruchaga, hijo de Eusebio Gurruchaga, adquirió a Francisco Elosua Unanue, el 31 de agosto de 1893, un terreno de 7.780 m2 perteneciente al caserío “Baiona”, en el barrio de Narrondo, para construir una nueva fábrica de cemento natural denominada “La Zumayana”. Aunque la compra del terreno se formalizó en esa fecha, las obras de construcción comenzaron con anterioridad, pues el 14 de octubre de dicho año ya estaba construida la fábrica. Señalar, que el caserío Baiona con todas sus pertenencias, fue propiedad de las monjas Carmelitas Descalzas de Zumaia, conocidas en el pueblo como “Mojaxarrak”, y que fue expropiado mediante la ley de desamortización de 1855; mas posteriormente pudo ser adquirido por Francisco Elosua, inquilino de dicho caserío, gracias a las gestiones realizadas por Pedro Gurruchaga.
Para construir la fábrica, negociaron con Darío Arana, de Bilbao, (..) un préstamo de 150.000 pesetas pagaderas en ocho años al 5% de interés anual”. Para ello, el prestamista les pedía la hipoteca de las canteras y minas de lignito, según escrito de fecha 28 de mayo de 1890.
En la noche del 3 al 4 de abril de 1902 ocurrió un serio percance en la fábrica, tal y como se recoge en una crónica periodística: “Anoche se declaró un formidable incendio en una fábrica de cemento de Zumaya, reduciendo a cenizas el edificio. Afortunadamente no ocurrieron desgracias personales. Las pérdidas materiales se calculan en unas 30.000 pesetas. Es propietario de la fábrica D. Pedro Gurruchaga. El incendio ha sido casual”.
Desconocemos las consecuencias que tuvo el incendio en el funcionamiento de la fábrica, pero reanudó la actividad. Tras el fallecimiento de Pedro, en 1903, continuaron por unos meses bajo el nombre de Hermanos de Pedro Gurruchaga hasta constituir, el 6 de diciembre del mismo año, la sociedad colectiva Gurruchaga, López y Cía. con un capital de 50.000 pesetas, después de tomar en arriendo a Fermina Uriarte, madre de los hermanos Gurruchaga, la fábrica de cemento y la mina de lignito “Garestiya”. Eran socios de la nueva sociedad: Juan Gurruchaga Uriarte, con una participación de 10.000 pesetas; y Francisco López Castiella, de Bilbao, y Antonio Bernad y Gallego, de Hijar, provincia de Teruel, con 20.000 pesetas cada uno. El señor Gurruchaga fue designado como encargado de la fabricación y de llevar los libros principales de contabilidad, percibiendo un sueldo anual de 3.500 pesetas, y el señor Bernad como encargado de la correspondencia y de los libros auxiliares, con un sueldo anual de 2.500 pesetas.
Finalmente, se cerró el año 1907, al igual que la vecina fábrica “San José” de Aranguren.
Características y producción:
La organización de la fábrica respondía a los dos procesos básicos de la fabricación de cemento, el de la calcinación y la molienda, distribuidos en dos edificios paralelos, tal y como se describe en la escritura de declaración de propiedad del 14 de octubre de 1893.
El dedicado a la calcinación de la piedra “Un edificio para hornos cuya superficie en planta es de 127,50 m2 y cuya altura desde el suelo hasta la boca de los hornos es de 6 m. y de 14 m. desde el suelo al gallur (…) contenía tres grandes hornos de estas dimensiones (…) altura desde la solera inferior hasta la boca o solera superior 5,20 m., diámetro en la base inferior 1 m., diámetro en la boca superior 3,20 m. y diámetro máximo en el vientre 3,50 m.” Posteriormente se amplió a siete el número de hornos.
Y el que albergaba la sección de molienda y la sala de máquinas “Un edificio de planta baja, con desván en dos crujías, de superficie de 258,64 m2 y una altura de 6 m. desde el suelo al desván y 10 m. desde el suelo al gallur, (…) que tenía “(…) un espacio que comprende tres crujías donde están instalados los aparatos de molienda consistentes en una machacadora de carrillos, un molino centrífugo del sistema Morel, un cedazo cónico del mismo sistema y todos los accesorios de elevadores, transportadores, tolvas y demás para el movimiento y transporte automáticos de la materia en molienda y su empaque.” Y también “(…) un cuarto de máquinas donde están instaladas una caldera de vapor de hogar interior y conductor de humo de ladrillo y una máquina motriz de un cilindro de expansión, de una fuerza máxima de 45 caballos”. Este edificio contaba además con “(…) un pequeño piso formando entresuelo donde está instalado el cedazo con emplazamiento para la instalación de otro, un cuarto dormitorio para un vigilante y un desván o mansarda”. La chimenea, que aun se mantiene en pie, es “(…) redonda, con base cuadrada, toda ella de ladrillo, de 25 m. de altura y 60 cm. de diámetro interior, con los correspondientes conductos de humos”.
Además del molino centrífugo de bolas, del tipo Morel, tenían una machacadora “Loizeau” de martillos. No sabemos si con el objeto de sustituir dichas máquinas o de ampliar la capacidad de producción, el 15 de febrero de 1905 solicitaron información a la firma “Sturtevant Mill Co.” de Boston sobre máquinas de triturar y moler.
La fábrica, incluyendo caminos, plazoletas y demás dependencias ocupaba una superficie de 2.200 m2, quedando sobrantes de heredad 5.580 m2.
Con anterioridad a la construcción de la fábrica, ya el año 1872, se menciona la mina de carbón “Nicolás” de Zestoa, ubicada en el lugar llamado Oyarbiribil. Parece ser que los Gurruchaga utilizaron aquella mina para la fábrica “Nuestra Señora de los Dolores”, y más tarde, para “La Zumayana”. Tras poner en funcionamiento la segunda de ellas, Pedro Gurruchaga instaló un cable aéreo desde la mina “Garestiya” del monte Ertxiña al lugar de descarga llamado “San Juan”, para transportar lignito. Dicho cable fue instalado por los zestoarras Ascensio Illarramendi Otamendi y Pablo Bereciartua Altuna el año 1900.
En la mina “Garestiya” debían tener más lignito que el necesario para el consumo propio de la fábrica, según se puede deducir del escrito dirigido a José María Olaizola, de la fábrica de cemento Oiquina, con fecha 19 de julio de 1905, en el que se le participa no tener inconveniente en suministrarle cuanto lignito necesite al precio de 0,38 pesetas el quintal de 73 kilos puesto en el cargadero de la carretera de Zestoa o a 0,56 pesetas, puesto en fábrica.
La marga necesaria para la fabricación de cemento la obtenían, al principio, de la cantera de Sakonberri. Pero el año 1901 se proveían de la cantera de Urberuaga, aunque según los apuntes de la propia empresa, parece que fue la piedra de Sansinenea la más utilizada los siguientes años.
El mercado del cemento de fraguado rápido producido por la empresa se extendía por todo el Estado español. Sirva como muestra la carga de 200 toneladas fletadas en la goleta “Dolores” para Ceuta; al flete de 16 pesetas tonelada y 5% de capa, según consta en el escrito de Francisco Larrañaga, Corredor Marítimo de Zumaia, del 10 de enero de 1905. Y el pedido de 10.000 kilos, de “Astrain y Gil”, fábrica de harina “La Asunción” de Tafalla, al precio de 1,58 pesetas el saco de 69 kilos, incluido el envase y puesto sobre vagón en le estación de Zumarraga, del 6 de febrero del mismo año.
Al ser la empresa más joven de las existentes en el sector y por tanto la última en incorporarse al mercado, tuvieron que hacer frente a los competidores más veteranos, tal y como se refleja en el escrito dirigido por el “Cuerpo Auxiliar Facultativo de Obras Públicas” de la provincia de Oviedo, de 21 de julio de 1905, (..) ha de ser difícil luchar con los fabricantes de esa Sres. Corta y Uriarte, ya acreditados, que desde hace tiempo proveen a contratistas y al comercio de esta región, vendiendo hoy en idénticas condiciones a las que VV. proponen”.
También se relacionaron con el continente americano, aunque no conocemos si llegaron a materializar algún pedido. Cursaron una oferta a través de la firma Felipe Neuman & Cía., de México, para una importante operación de más de 100.000 barricas, de 200 kilos brutos cada una, con destino a las obras del Palacio Legislativo y de un Acueducto para transportar agua de una población cercana a Xochimilco hasta la Capital. Abiertos los pliegos de proposiciones fueron seleccionadas las de La Zumayana y la de Allen, de Alemania, optando finalmente por ésta última, debido a la diferencia en el precio del flete, principalmente.
Según los datos de producción de la empresa, el año 1897, produjeron una media de 6.767 sacos de cemento al mes, con unas puntas de más de 9.000 sacos entre los meses de junio a agosto, superando las 5.500 toneladas al año. La fábrica empezaba a funcionar a las 6 ó 7 de la mañana los meses de invierno y a las 5 en primavera y verano, terminando la jornada a las 6 de la tarde en invierno y a las 7,15 en primavera y verano, aunque a veces se prolongaba hasta las 8 e incluso las 12 de la noche los meses de verano, con una parada de una hora al mediodía.
Ese año, prácticamente, la totalidad de la energía utilizada fue eléctrica y la suministraba Echaide hermanos de Zestoa, con la que trabajaron 3.463 horas, durante 288 días y 7 horas, siendo muy reducido el uso de la caldera de vapor.
Actualmente, se pueden ver los restos de lo que fue fábrica de cemento “La Zumayana”: las paredes de los dos edificios antes mencionados y la chimenea.