La industria cementera
Antecedentes y primeros pasos
El cemento natural, también conocido como cal hidráulica, salvando algún matiz técnico en esta denominación, constituyó, en la segunda mitad del siglo XIX, el producto estrella del Bajo Urola, dando origen a una potente industria cementera que se instaló en los municipios de Zestoa y Zumaia. Llegó a alcanzar un gran renombre, incluso a nivel internacional, por sus excelentes cualidades, en particular para las obras hidráulicas, siendo conocido como “Cemento Zumaya”.
Así decía, en 1908, en el artículo titulado “La industria del cemento en Zumaya” de la revista ‘Ingeniería’, “La fabricación de cemento en Zumaia dio comienzo hacia el año 1838, cuando la primera guerra carlista, empleándose como materiales piedra de lbañarrieta y lignito del monte Erchina”. Fueron los ingleses que vinieron a trabajar a la ferrería de Iraeta, ya transformada en fandería, los que apreciaron la buena calidad de las canteras de Ibañarrieta y animaron a unos cuantos del lugar a realizar pruebas calcinando la piedra en hornos de cal, para molerla después en las ferrerías.
La geología fue determinante para el nacimiento de la industria cementera en Zumaia y sus alrededores. “La fabricación de estos cementos necesita de dos materias primas básicas: margas y carbones. La proximidad y la accesibilidad de ambos tipos de yacimientos eran necesarias por las deficiencias existentes en el transporte de la época.”
“La geología dominante en el Bajo Urola está constituida principalmente por calizas arcillosas, margocalizas y margas, pertenecientes al Cretácico marino. Todos estos materiales fueron fuertemente demandados para la industria del cemento.
Las peculiaridades y cualidades tanto de la marga de Ibañarrieta, como del lignito del monte Ertxina están muy bien analizadas en el excelente trabajo realizado por Laureano Aspiazu Jausoro, ingeniero y gerente de Cementos Uriarte Zubimendi, S.A., sobre las cales hidráulicas y los cementos, y en particular sobre el cemento de la fábrica de Bedua.
En un principio, se aprovechó la infraestructura que ofrecían las viejas ferrerías para fabricar cemento. “El 26 de mayo de 1846, Esteban Linazasoro solicita y recibe en cesión, por nueve años, la antigua ferrería de Alzolaras de abajo, que lleva tiempo parada, con objeto de pulverizar la cal hidráulica que se propone hacer en el horno de fundición de la vena de hierro, que se halla al frente de la misma ferrería y otros que por su cuenta pueda hacer. En el mismo documento se compromete a hacer a su costa las ruedas y demás maquinaria que necesite para pulverizar la cal”.
La marga se trasladaba a la propia ferrería y tras calcinarla en el mencionado horno, se vertía con palas bajo unas pesadas piedras de molino de aproximadamente 1,5 metros de diámetro, que al rodar sobre una amplia superficie, también de piedra, la pisaban y la iban desmenuzando y pulverizando. Finalmente el cemento así obtenido, se hacía pasar por cedazos a mano y se envasaba en barriles de madera y en sacos. Un rodete accionado por la energía del agua hacia girar las piedras de molino.
“También en la ferrería de Iraeta y antes de 1850 se elaboraba cal hidráulica aprovechando los elementos de que se podían disponer en la misma, para esta nueva actividad”.
Evolución y crecimiento de la actividad
En la creación y construcción de las fábricas de cemento de Zumaia y alrededores podemos diferenciar dos etapas:
Primera etapa
Las primeras fábricas de cemento no eran más que unos grandes hornos para calcinar las margas, empleando el lignito como combustible, llevando el producto resultante a las ferrerías de los alrededores para su molido, como ya hemos mencionado anteriormente. Es por ello que las fábricas se construían lo más cerca posible de las canteras, esto es, en el entorno de Ibañarrieta y Agote, aunque hubo quien construyó en Oikia:
- “Santa Cruz“, de Corta y Cía., en Agote.
- “Nuestra Señora de los Dolores”, de Eusebio Gurruchaga, en Arroa Behea.
- “Oiquina”, de Olave y Compañía, (Fábrica del Conde Villafranca), en Oikia.
Es en 1846 cuando se crea la primera sociedad que se conoce que empleó ese proceso a gran escala. Se llamaba Corta, Linazasoro y Zubimendi y extraía margas de la cantera de Ibañarrieta, para mezclarlas con el lignito procedente de Aizarna, y cocían la mezcla en los hornos construidos en Agote. Después trasladaban el material resultante a las fábricas de Iraeta y Lili. Y por último, pasaban el polvo a mano por un tamiz, para retirar los pedazos de piedra que no habían sido molidos y garantizar de ese modo la homogeneidad del material.
También en 1846, Nicolás Gurruchaga, padre de Eusebio, José Domingo Echaide, vecino de Zestoa, y Esteban Linazisoro, vecino de Iraeta, arrendaron a Lino Uriarte las canteras de piedra caliza de Ibañarrieta. Parece ser que buscaban materia prima para fabricar cemento de forma industrial, ya que Nicolás Gurruchaga comenzó a construir hornos en el caserío Guardia de Agote, en 1849.
La cal hidráulica tuvo éxito por sus cualidades, sobre todo por su fraguado rápido. Empezó a usarse en distintas obras públicas, especialmente en trabajos de puertos y riberas, ya que el agua del mar no alteraba sus cualidades. Por ello, mereció su inclusión por parte del Ministerio de Fomento en el “Pliego general de condiciones para la recepción de los aglomerados hidráulicos en las obras de carácter oficial”: “Se llama cemento de Zumaya o simplemente Zumaya al cemento natural de fraguado rápido obtenido por la calcinación de margas, sin adición de materiales en crudo ni en frio, y que son análogos a los fabricados en la región cementera de Zumaya”.
Si bien al principio estaban separadas las fases de calcinación y molido, se fue imponiendo la tendencia de concentrar las dos fases del proceso de fabricación, en lo que sería una fábrica de cementos moderna, que reunía en un único entorno los hornos y los molinos. El primero en dar ese paso fue Eusebio Gurrutxaga, cuando construyó la fábrica “Nuestra Señora de los Dolores” en Arroa Behea, en 1858.
Segunda etapa
A la estela del éxito obtenido por Eusebio Gurruchaga surgieron nuevas iniciativas imitando su modelo y abriendo la que podríamos considerar como una segunda etapa. Así, los últimos años del siglo XIX, se construyeron las fábricas de:
- “Bedua”, de Uriarte, Zubimendi y Cía., en Bedua.
- “San José”, de Niceto Aranguren, en Narrondo.
- “Ventura y Concepción”, de Echeverria, Echave y Cía., en Txiriboga.
- “La Zumayana”, de Pedro Gurruchaga, en Narrondo.
- “La Carmen”, de Gracián Alberdi, en Arroa Behea.
Fue grande el prestigio alcanzado por el cemento natural producido en el bajo Urola, “De la misma forma que sucediera con el cemento Portland, la denominación “Zumaya” llegaría a veces a englobar todo el cemento natural producido en la provincia de Guipúzcoa, convirtiéndose en sinónimo de gran calidad (así figura expresamente en numerosos pliegos de condiciones de obras llevadas a cabo hasta bien entrado el siglo XX)”.
El momento álgido de la producción de cemento natural o cal hidráulica, del Bajo Urola, fue al filo del siglo XX, tal y como ponen de manifiesto los datos del cemento embarcado en el puerto de Zumaia:
AÑOS |
NUMERO DE BUQUES SALIDOS |
TONELADAS EXPORTADAS |
||||
Al extranjero |
De cabotaje |
TOTAL |
Al extranjero |
De cabotaje |
TOTAL |
|
1897 |
29 |
789 |
818 |
3.052 |
39.329 |
42.381 |
1898 |
32 |
815 |
847 |
3.384 |
44.454 |
47.838 |
1899 |
22 |
877 |
899 |
2.626 |
52.187 |
54.813 |
1900 |
19 |
749 |
769 |
1.718 |
50.941 |
52.659 |
1901 |
14 |
828 |
842 |
1.170 |
56.044 |
57.214 |
1902 |
13 |
776 |
789 |
1.013 |
55.009 |
56.022 |
1903 |
18 |
600 |
618 |
1.385 |
47.976 |
49.361 |
1904 |
23 |
589 |
612 |
1.470 |
42.341 |
43.811 |
1905 |
20 |
514 |
534 |
1.835 |
39.536 |
41.371 |
1906 |
16 |
461 |
477 |
1.346 |
40.893 |
42.239 |
1907 |
10 |
452 |
462 |
818 |
41.441 |
42.259 |
Teniendo en cuenta dichos datos, se puede estimar que el volumen máximo de producción de cemento natural del Bajo Urola se situó entre las 68.000 y 70.000 toneladas, hacia el año 1901, manteniéndose entre las 50.000 y 58.000 toneladas hasta 1914, para ceder, paulatinamente, ante el auge del cemento tipo Portland, hasta las 18.000 y 21.000 toneladas de los años 1934 y 1935 respectivamente.
Crisis y declive
- En 1907 cerraron dos fábricas: “La Zumayana” de Gurruchaga, López y Compañía y la fábrica de los Aranguren “S. José” en Narrondo. Y hacia 1915, “Oiquina” de Olaizola y Compañía en Oikia. Seguramente debido a no poder competir con el portland, y porque la producción era escasa.
- La crisis de 1929-30 condujo al cierre de la histórica fábrica “Sansinenea e hijos”. En general la década de los 30 fueron años muy malos para todas las fábricas, según los datos de Cementos de Zumaya, S.A. Esta situación propició que el año 1933/34 la fábrica de Arroa Behea, a la sazón a nombre de Juan Alberdi, acometiera la producción de cemento tipo Portland. Antes del comienzo de la guerra civil, en mayo de 1936, se vieron obligados a interrumpir la producción ya que se vendía muy poco cemento y los almacenes estaban llenos. A partir de 1928 la producción fue cayendo año tras año. En 1935 produjeron la mitad que en 1928.
- Tras la guerra civil, las cementeras de Zumaia y alrededores comenzaron a reorganizarse: en la década de los 40 se unieron Agote y Bedua, y en la década de los 50 se cerró Agote y Rezola adquirió las acciones de “Alberdi”. Los años posteriores a la guerra civil fueron mejores, porque hubo que rehacer lo destruido por la guerra, haciendo uso de los recursos existentes (la famosa autarquía) en el Estado español. Por tanto no fue más que un repunte temporal, pues la competencia del cemento portland fue insalvable.
- En la década de los 70 sólo hubo lugar para los grandes fabricantes. La fábrica de Bedua se cerró en 1972 y en 1975 Rezola absorbió a “Alberdi”.
- Las fábricas de cemento desaparecieron definitivamente en 1999, cuando Rezola cerró la fábrica de Arroa Behea.