Resumen: Astillero creado en 1941 por Julián Aizpurua Aramendi, José María Egaña Epelde y Ángel Aperribay Gomez y cuya producción se centró en la construcción de cascos de madera. Cesó su actividad en 1985 siendo el último astillero que quedaba en Zumaia de estas características.
Historia: Astillero creado en 1941 por Julián Aizpurua Aramendi (Zumaia, 1892), José María Egaña Epelde (Zumaia, 1893-1978) y Ángel Aperribay Gomez (Zumaia, 1893-1971), tres trabajadores de la sección de construcción naval de Carmelo Unanue que decidieron establecerse por su cuenta. Ángel Aperribay ya tuvo anteriormente una carpintería, pues tanto en el anuario oficial de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Guipúzcoa de 1928-1929,como en el listado del impuesto industrial del año 1931 del Ayuntamiento de Zumaia, figura como carpintero en el Camino del Faro y sus hijas recuerdan que tenía un pequeño local en aquel lugar.
Es el 24 de septiembre de 1941, cuando el Ayuntamiento aprobó a Julian Aizpurua la concesión de licencia de apertura de esta pequeña industria destinada a la construcción de embarcaciones de madera en el local del Camino del Faro.No obstante, según unos datos de las listas oficiales de la Subsecretaría de la Marina Mercante citados por Lurdes Odriozola, en su magnífico trabajo sobre el puerto de Zumaia, el primer barco construido en estos astilleros fue el pesquero Rosario Carmona de 38 toneladas, el año 1939, por encargo de Nicasio García Rodriguez y el segundo otro pesquero de 29 toneladas, el año 1940, para el armador B. Elezgaray y Embil. En un principio pensaron crear una sociedad colectiva, llegando incluso a utilizar la denominación Aizpurua y Compañía en el membrete de los impresos de carta, pero no llegaron a constituirla y optaron por poner como titular de la empresa a Julian Aizpurua, tal y como se registró en la Delegación de Industria.
En 1951 Julián Aizpurua abandonó la empresa. A partir de ese momento, será José Mª Egaña quien figure como titular de la empresa teniendo como socio a Ángel Aperribay. El 7 de febrero de 1964 solicitaron el registro de EGAPE nombre creado a partir de las iniciales de EGaña y APErribay, “como distintivo de los astilleros para constancia en los expedientes de construcción de cascos”. Sin embargo, la falta de referencias a esta marca denota su exigua utilización.
Angel Aperribai falleció en 1971 y José Mª Egaña en 1978. Sus hijos continuaron con la actividad, asumiendo la dirección de la misma Juan Egaña Etxabe, hijo de José Mª. En 1982, se cierra el astillero continuando en un taller del barrio de la Estación con trabajos de reparación, principalmente, y donde permaneció hasta el cese de la actividad en 1985. Este fue el último de los astilleros de cascos de madera de Zumaia.
Características y producción: El capital inicial de la empresa fue de 45.000 pesetas y el objeto social “la construcción de embarcaciones pesqueras de madera”. Comenzarón con una previsión de construir 8 embarcaciones al año y con la perspectiva de crear 10 puestos de trabajo.
Las instalaciones del astillero, ubicadas en el Camino del Faro, actual calle Juan Belmonte, justo al fondo de la calle Juan Zigaran, estaban en tierra firme alejadas de la ría y ocupaban una extensión de 280 m2, con una grada de 22 x 14 m. y un 3% de inclinación. Comenzó su actividad con una sierra de cinta de 1.000 de diámetro, con motor de 5 HP y una máquina universal compuesta de galgadora, cepillo y sierra circular, con motor de 5,5 HP
El astillero estaba autorizado para construir barcos de hasta 300 toneladas de registro bruto (TRB), aunque las características de las instalaciones y sobre todo su situación no resultaban propicias para embarcaciones de semejante tamaño. La operación de la botadura, de los barcos en particular, así como su preparación, era laboriosa y no exenta de riesgos por el emplazamiento del astillero y el acceso a la ría. El mayor riesgo radicaba en la diferencia de altura que existía entre el lugar de apoyo del barco, el Paseo del Faro, y el nivel del agua de la ría. Era como ‘arrojar’ la embarcación a la ría en vez de hacerla deslizar hasta el agua. En una ocasión el barco traspasó la escollera del otro lado de la ría, con la suerte de no colisionar con las rocas, pudiendo traerla al cauce sin mayores incidentes. El día de la botadura los trabajos de preparación solían comenzar a las ocho de la mañana y se prolongaban hasta cerca de las cuatro de la tarde, con una hora de parada al mediodía, de 12:00 a 13:00. En los años 40 y 50, la botadura se realizaba sobre las cuatro de la tarde, pues entonces la hora vigente era la solar.
Se construyeron más de 100 embarcaciones, de las cuales casi un 50% fueron bateles, txanelas y motoras de entre los 3,30 metros del “Izaro” de Ramón Echevarria de Bilbao y los 7,88 metros de eslora del “Santa Teresa” de Celestino Mejías. La clientela de estas pequeñas embarcaciones estaba distribuida a lo largo de la costa vasca, en su mayor parte de Zumaia y Oikia pero también de Getaria, Mutriku, Deba, Zarautz, Donostia, Hondarribia, Ondarroa, hasta de Bilbo. Además, hubo clientes de la colonia veraniega procedentes de Zaragoza, Alicante o Madrid.
El otro 50% fueron barcos de pesca, construidos mayormente durante las décadas de los 40 y 50, de unas esloras comprendidas entre los 10 metros del “San Román”, construido en 1952 para el armador Constantino Berrotaran y otros de Hondarribia y los 21 metros de los “Armando” y “Cesar” destinados para Francisco Urresti, de Ondarroa, en 1949. Salvo algunas unidades construidas antes de 1950 para la pesca de altura, el resto se dedicaron a las faenas de bajura. El barco de mayor tonelaje fue el “Torero”, de 96 toneladas, construido el año 1943, probablemente para Lekeitio. Los clientes en una buena parte se concentraban en el País Vasco, en Pasaia, Getaria, Ondarroa o Bermeo; pero se extendían por Cantabria en Laredo y Colindres, por Asturias en Lastres y San Juan de la Arena, y hasta por Galicia en Vivero y Cangas del Morrazo.
También realizaron trabajos de reparación y transformación de barcos como en el caso del “Cóndor”, o simplemente de reparación como con el “Cruz de Aitzgorri”, “Golfo de Vizcaya”, “Cortadillo” o el “María del Mar Bigarrena”.
Construyeron más de 100 embarcaciones de pesca, bateles y motoras, de entre 5 y 100 TRB, entre 10 y 24 m de eslora, También construyeron algunos barcos de pesca de altura, antes de 1950.
Como hecho anecdótico, que refleja el entorno socio-político en el que se movían las empresas en los años 40, merece mencionarse el escrito dirigido por Aizpurua y Cía. a la Delegación Sindical Local – C.N.S., con fecha 4 de julio de 1942, en el que exponen “(…) que ante la falta de operarios calafateadores libres se ven obligados a contratar a algunos de ellos en sus jornadas libres”, por lo cual “Solicitan les permitan trabajar a seis de ellos el próximo domingo día 5, de 8 a 12 de la mañana”. El escrito finalizaba, como era bastante normal en los primeros años de la postguerra, con un “Por Dios, España y su Revolución Nacional Sindicalista”. Firma por orden, por parte de la empresa J.M. Eizaguirre y en el mismo documento, sellado por la Delegación Sindical de Zumaya, firma la autorización José L. Alberdi.
En los momentos de máxima actividad del astillero, la plantilla de personal osciló entre los 12 y 15 trabajadores.