Resumen: Estos astilleros, más conocidos como Astilleros de Bedua, por su ubicación en la segunda etapa de su historia, comenzaron su andadura en el municipio de Zumaia en 1934 en la calle Etxezarreta. Se dedicaron a la construcción de barcos de madera llegando a ser uno de los principales constructores de cascos de madera de la postguerra. Su actividad cesó en 1974 con la botadura del último barco pesquero.
Historia: Estos astilleros, más conocidos como Astilleros de Bedua, por su ubicación en la segunda etapa de su historia, comenzaron su andadura en el municipio de Zumaia, donde estuvieron establecidos los primeros siete años y al que estuvieron estrechamente vinculados, tanto por la procedencia de sus socios, como por la propia actividad empresarial. Sus orígenes se situan en el año 1934, en la calle Etxezarreta, cuando comienza su actividad la Comunidad de Bienes José Mª Lasquibar de la que eran miembros José Mª Lasquibar y Manuel Galarraga “Proes” (1911-2000). Este último con conocimiento y experiencia en trabajos de carpintería gracias a su paso por la carpintería de José León Uranga de Errenteria y por la fábrica de muebles de María Alcorta de Querejeta de Zumaia, pero “Dada la experiencia y habilidad de José Mari en la carpintería naval, fue ésta la actividad predominante: lanchas, traineras de regatas, veleros, etc.”
Después de la guerra civil, el año 1941, se trasladaron a Bedua instalándose en la margen izquierda del rio Urola en los terrenos situados junto al edificio de la antigua renteria o lonja. Esta nueva ubicación les permitió acometer la construcción de barcos de mayor tamaño, aunque a medida que estos fueron más grandes se plantearon problemas en su traslado al puerto de Zumaia al tener que pasar el Puente grande de la carretera hacia Getaria. A pesar de los inconvenientes del nuevo emplazamiento fueron de los principales constructores de cascos de madera de la postguerra, junto a Arrizabalaga y Olasagasti.
El 13 de junio de 1944, como consecuencia de la incorporación de Manuel Urbieta (1912-1971) como nuevo socio, se constituye Lasquibar, Urbieta y Galarraga, S.R.C. ante el Notario de Zestoa. El nuevo socio venía de trabajar previamente en las carpinterías Uranga de Renteria y José Mª Querejeta, de Zumaia. Señalar, que decidieron fijar un sueldo de 200 pesetas mensuales a cada uno de los socios.
José Mª Lasquibar fue designado gerente de la nueva sociedad ejerciendo dichas funciones hasta su salida de la empresa por pasar a residir en Mutriku. Este hecho trajo consigo que el 1 de enero de 1957 se modificase la sociedad que pasó a denominarse Galarraga y Urbieta, S.R.C. en virtud de la escritura pública realizada ante el Notario de Zumaia el 28 de diciembre de 1956. El cargo de gerente fue asumido por Manuel Urbieta, hasta su fallecimiento en 1971. Manuel Galarraga continuó al frente de la empresa hasta el cese de la actividad, con la botadura del último barco pesquero, acontecimiento que se produjo en 1974, año de construcción del nuevo puente, sobre el río Urola, de la carretera de Zumaia a Donostia.
Características y producción: El emplazamiento inicial estaba situado en la margen derecha de la calle Etxezarreta, dirección Donostia, donde anteriormente estuvo ubicada la carpintería de José Ángel Irureta. Si bien comenzaron fabricando muebles y realizando trabajos de carpintería en general, pronto empezaron a decantarse por la construcción de embarcaciones. Según el membrete de un impreso de la empresa se dedicaban a la “Construcción y reparación de embarcaciones y carrocerías”.
La situación de los talleres producía ciertos problemas a la hora del traslado de las embarcaciones para su botadura. La última que construyeron en esas instalaciones fue la embarcación denominada «Miguel Ángel», para Luis Osa ‘Pordillos’. Por su tamaño tuvieron dificultades para su transporte a la rampa de Arbustain ya que antes debían salvar la cuesta que daba acceso a la carretera evitando que la embarcación rozara con el edificio colindante. El transporte se efectuaba en un carro tirado por una yunta de bueyes.
La nueva ubicación de Bedua les permitió acometer la construcción de barcos de mayor tamaño, aunque esto no los liberó de los problemas a la hora de trasladarlos al puerto de Zumaia. El traslado, que se efectuaba aprovechando la bajada de la marea y requería la realización de una maniobra al llegar al Puente Grande de la carretera a Donostia, teniendo que fondear el barco por la proa para que la corriente de la ría girara la embarcación y así salvar el puente de popa, haciendo a continuación la maniobra inversa. Cabe mencionar como hecho anecdótico lo ocurrido en uno de los traslados, cuando por un retraso en la maniobra del puente y una vez salvado este, el barco quedó varado frente a las gradas de los Astilleros Balenciaga al tocar fondo, teniendo que pernoctar en el barco las personas que se encontraban a bordo.
Los astilleros ocupaban, en total, una superficie de unos 1.700 m2 y aunque en un principio utilizaron una grada casi adyacente a la casa de Bedua Haundi, la grada principal de hormigón se situaría en un terreno algo más separado y aguas abajo de dicha casa, tenía 35 metros de largo y 13 de ancho y una cubierta a dos aguas. En el exterior de la grada disponían de dos grúas, una manual y otra eléctrica, para la manipulación de materiales. Según los datos facilitados por la empresa a la Delegación de Industria el año 1952 construyeron cuatro cascos de madera, por un valor de 635.000 ptas.
La plantilla de Galarraga y Urbieta S.R.C. osciló entre los 11 y 16 trabajadores. En 1959 la empresa contaba con tres sierras de cinta de 100 y 90 cm. de volante y de 6 a 8 CV.; una regruesadora de 4,5 CV.; una cepilladora de 2 CV.; una afiladora de hoja, y dos taladros portátiles de 0,20 y 0,75 CV.
A lo largo de la vida del astillero se construyeron entre cien y ciento quince embarcaciones, siendo, aproximadamente, un 55% de ellas para la pesca de bajura y un 35% para la de arrastre, de una eslora que variaba desde los 15,80 metros del Monte Arno construido en 1941 para Casimiro Isasti, hasta los 31,32 metros del Alto Burgoa, construido en 1960 para J. A. Alboniga. El resto fueron gabarras, vapores pequeños, motoras y txanelas.
Las maderas que utilizaban para la construcción de los barcos eran, normalmente, el roble, acacia y el pino gallego para el forro, aunque también emplearon maderas tropicales, llamadas de Guinea por su procedencia, como el okola, samanguila, etc. Para cada barco podían necesitar del orden de 200 troncos de árbol además de la madera para la cubierta el forro del barco y el forro de los viveros, que la compraban ya elaborada. Para la construcción completa del casco necesitaban entre los tres meses y medio y cuatro. El precio de venta de un casco, en los diez últimos años de los astilleros, varió entre los dos y tres millones de pesetas. Una buena parte de los barcos que se construían en estos astilleros eran equipados en el puerto de Zumaia con motores fabricados por empresas de la localidad.
Según recordaba Manuel Galarraga, entre la clientela habitual estaban Jesús y José Ramón Aramendi, de Donostia, que adquirieron nueve arrastreros, al armador Uriarte, de Pasajes, para quien hicieron varios barcos de bajura en los años 40 y muchos otros clientes de Bermeo.